¿Cómo afecta el estrés en la alimentación?
Pensarás que me he confundido, que quería decir que cuando estamos estresados comemos mal.
Pues sí, también, pero hoy te quiero hablar de la relación que hay entre alimentación y estrés y es una relación en ambos sentidos.
Es decir,
Es decir, el estrés nos impulsa a comer mal
y comer mal nos hace estar más estresados 😵💫
¿Comer mal estresa?
Empecemos por el principio.
Hoy, la mayoría de las personas, llevamos una carga de trabajo muy grande. Eso se traduce en una sensación de que no podemos llegar a todo y eso hace que vivamos estresados de manera crónica.
El estrés en sí no es malo, es una respuesta de nuestro cuerpo para espabilarnos en los momentos puntuales y necesarios.
El problema viene cuando este estrés es continuo, está crónicamente afectando nuestro día

.
Cómo afecta el estrés en la alimentación: esto afecta a varias hormonas, entre ellas el cortisol que se eleva de manera crónica.
El cortisol elevado hace que acumulemos más grasas y que tengamos apetencia por alimentos ricos en grasa y azúcar.
Y aquí es cuando caemos en el bucle. Nos tiramos a comer bollería, galletas, chocolate, patatas fritas… productos ultraprocesados que están diseñados para no poder dejar de comerlos.
Esto hace que nos sintamos culpables al saber que estamos dañando a nuestro cuerpo y que nuestro nivel de estrés aumente todavía más.
Pero es que aún hay más.
Comer ultra procesados 🍟 hace que nuestro azúcar en sangre se eleve en cada comida de manera exagerada, causando un pico de otra hormona importante, la insulina.
Estas montañas rusas de azúcar e insulina, además de ser perjudiciales, hace que tengamos hambre todo el rato y sí, lo has acertado, todavía más ganas de comer ultra procesados.

Puedes ver el bucle, ¿verdad?
¿Cómo salimos de él?
Para empezar, por una buena alimentación, no la que propone la obsoleta pirámide alimentaria.
👉 Comer de un modo que te sacie, te nutra y equilibre tus hormonas.
👉 Comer de una manera que evite que estés muerto de hambre todo el día y con la ansiedad disparada. Así:
Lo primero, la base de nuestra alimentación tienen que ser las verduras y hortalizas 🥦.
Al menos el 50%, de todos los colores, en forma de cremas, ensaladas, al horno, salteadas, en tortilla, con queso o frutos secos…
Luego añadiremos una buena fuente de proteínas 🥚: pescado, huevos (sin miedo que no es verdad que suban el colesterol), legumbres, carnes…
No nos olvidaremos de las grasas sanas 🥑: aceite de oliva, frutos secos, semillas, aceitunas, aguacate…
Y limitaremos los alimentos ricos en hidratos de carbono 🥖 como la patata, el arroz, la quinoa, la pasta o el pan integral a, cómo máximo el acompañamiento, un 25% del plato.
Algunos ejemplos:
- Crema de verduras con pollo al horno y ensalada de canónigos
- Humus con palitos de hortalizas
- Ensalada de tomate y salmón al horno con patata y berenjenas
- Tortilla de calabacín con ensalada
¡Ah! Y el desayuno
tiene que tener la misma estructura 🍎
Desayunar cereales por muy fit que sean, con yogur desnatado de fresa y un zumo de naranja, no te aporta casi nutrientes y hará que no pares de tener hambre en todo el día.
Cámbialo por algo tipo:
- Tortilla francesa con trozos de pimiento, un puñado de almendras y una pera
- Aguacate con rucula, pavo y una fruta
- Salmón, pepino a rodajas y pipas de calabaza
Se puede comer rico y sano, ¡las opciones son infinitas! 🫐

Por otro lado, vamos a controlar el estrés en nuestro día a día. Incluye pequeños momentos de respiración consciente, meditación, gratitud…
Para y tómate el tiempo para gestionar y modificar tu día a día. Queremos que sea lo máximo de sencillo y placentero posible. No hemos venido a este mundo para sufrir…
Te animo a empezar a trabajar tanto en la parte emocional como tu alimentación para poder salir de este bucle infinito.
Si quieres que te ayude a conseguirlo, puedes descargarte este video donde te hablo de cómo controlar las hormonas que te impulsan a comer mal y cómo afecta el estrés en la alimentación