No se puede cuidar a alguien si no te cuidas tu primero. Realizar un masaje es un acto de respeto, cuidado y amor, pero esto no puede manifestarse si el masajista sufre de malos hábitos durante el masaje o padece una enfermedad. Podríamos resumir esta idea en la frase «para sanar hay que estar sano»
Cuando te estiras, cuando movilizas tus articulaciones y las calientas, cuando mueves tu energía preparas tu cuerpo para el ejercicio del masaje. Es solo entonces cuando debes empezar, por consideración a tu cuerpo y por respeto a la persona que va a recibir tu masaje.
Antes de la sesión
- Movilizaciones: las movilizaciones nos permiten calentar nuestras articulaciones antes de realizar el masaje. Es importante realizar movimientos de cada una de ellas. Debemos incidir especialmente en las articulaciones interfalángicas, metacarpofalángicas, muñecas, codos, hombros y cervicales.
- Estiramientos: lo estiramientos nos garantizarán una mejor movilidad de nuestras articulaciones, detrás de una buena flexibilidad hay un conjunto de articulaciones que posee un mayor rango de movimiento. Es interesante estirar principalmente: flexores y extensos de la mano, bíceps, tríceps, musculatura cervical.
- Higiene del lugar: es el primer punto a tener en cuenta. Debe ser muy cuidadosa. Primordial la limpieza de la camilla, aconsejamos el uso de material desechable en cada sesión. Por supuesto también del lugar, libre de polvo y suciedad que hagan sentirse incómoda a la persona que está en camilla.
- Olvídate de las uñas: como profesor de masajes me he encontrado alumnas principalmente con uñas postizas o excesivamente largas que se han sorprendido al escucharme decir que las uñas deben estar perfectamente cortadas y pulidas. Una persona que se dedica profesionalmente a dar masajes no puede ni debe nunca tener las uñas mal cuidadas. Es inviable realizar bien todas las manipulaciones del masaje sin arañar, por ello los buenos profesionales en el campo del masaje tienen las uñas cortadas y limadas. Esto es indiscutible.
¡Mini Vídeo!
Rutina de ejercicios PRE Masaje
Durante la sesión
- Lo importante está en la camilla: céntrate en el otro, olvídate todo lo que puedas de todos los aspectos de tu vida, deja atrás tus problemas, las cosas que debes hacer, el siguiente cliente, olvida las facturas y céntrate todo lo que puedas única y exclusivamente en la persona que está en camilla. Es como un ejercicio de meditación, por ello los buenos profesionales de este campo suelen ser personas centradas y calmadas, que transmiten paz en su trato. ¿Te imaginas que un masajista te recibiera hablándote de todos sus problemas o cosas que tiene que hacer después? Ya empezaríamos mal.
- Deja que fluya la inspiración: todos los trabajos de este mundo poseen un lado creativo, te invito a que te dejes fluir y permitas que tus manos se muevan involuntariamente a donde ellas quieran y como quieran. Si has realizado correctamente el primer punto y estás concentrado en el masaje podrás notar con la practica como puedes realizar el masaje con los ojos cerrado si lo deseas y como tus manos se van solas a las zonas de más tensión, incluso aunque la persona no sea consciente de que le dolía en esa zona. Es curioso a la vez que cierto. Dejarte fluir aporta calidad al masaje. Deja tu lado mental un poco apartado, esto se consigue con la práctica.
- Toca con amor: realiza las manipulaciones suavemente, con su justa presión y sobretodo ritmo. Esto envuelve a la persona en un estado de relajación y bienestar que le hará sentirse genial. Toca a la persona como te gustaría que te tocaran a ti, con amor y esmero en cada una de las manipulaciones, debes disfrutarlas y sentirse encantado con sentir la anatomía, el frío o el calor de una zona.. en definitiva: las sensaciones.